Friday, July 19, 2013

Mateo y los comparativos el capitulo 3

Por 400 años, los judíos no habían escuchado a un profeta llamándoles en el nombre de Dios. Y de repente llegó Juan el bautista.

Lee: Mateo 3:1–4  (también ve: Marcos 1:1-8, Lucas 3:1-18, Juan 1:6-28)

Juan predicó en el desierto, que era apropiado porque Israel era muy seco espiritualmente durante aquellos días. Él no llegó vestido de sus vestiduras del sacerdocio, sino en pelo de camello-igual de pantalones de mezclilla rotos-un cinto grande de piel en sus lomos y las piernas de langostas saliendo de la boca.

Lee: Mateo 3:5, 6

Fuertemente y sin temor Juan dijo, “¡Arrepiéntete! Hay que cambiar su camino por completo. El reino de Dios venga. ¡Estad listos! ¡La hora ha llegado!”

De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó otro mayor que Juan el Bautista;…     Mateo 11:11 (a)

No dudo porque Jesús dijo que de todos los hombres nacidos por mujeres que Juan era lo más grande. Gente vino de muy lejos, y en estos días no era una cosa pequeña, para escuchar la voz de autoridad. Pero pon atención--Jesús continuó a decir…

pero el que es menor en el reino de los cielos, mayor es que él. Mateo 11:11 (b)

¿De quién está hablando, Jesús? Él está hablando de usted. Jesús dijo que es más grande que Juan con todo su poder y autoridad. ¿Por qué? Porque usted ha visto cosas que Juan no podía.

Juan, más tarde dudó si Jesús era en verdad el Mesías. “¿Por qué no haces nada para establecer Tu Autoridad?” Juan estorbo y no vio claramente. Pero usted si entiende. Usted sabe que Jesús vino como el Salvador para sufrir antes de regresar como el Rey Conquistador. El Señor le ha puesto en Su Reino, y Jesús mismo dijo que el que es el menor en el reino, mayor es que el profeta más grande.

¡Qué privilegio! Siento tan honrado que Dios nos hubiera puesto en esta época e incluirnos en su Reino. Pudiéramos haber nacidos siglos antes de Cristo y nos pudiera haber hecho profetas llamando al fuego de los cielos, levantando a los muertos, sanando a los leprosos. Pero en lugar de haber hecho, dijo, “Haré algo más grande. Ellos estarán parte de Mi iglesia.”

Lee: Mateo 3:7

Ahora, no creo que Juan estaba dando una palabra de condenación, sino una palabra de sorpresa. Asombrado, el preguntó, “Generación de víboras, ¿quién os enseñó a huir de la ira que vendrá?”  Yo imagino una risa en su voz cuando dijo esto.

Lee: Mateo 3:8

“No sirve para solamente entrar el agua,” Juan avisó. “Es la manera para vivir. Si su arrepentimiento sea sincero, la fruta saldrá de su vida.”

Lee: Mateo 3:9–12

Mucha gente quiere el poder del Espíritu, pero no quiere el fuego o sea la pureza. Hechos 8:9-22 habla del “hombre Simón, el cual había ejercido la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el gran poder de Dios.
Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había hechizado mucho tiempo.

Pero cuando creyeron a Felipe, que les predicaba acerca del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres. Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan; quienes, habiendo descendido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.

Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos, reciba el Espíritu Santo.

Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero. No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto; porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón.

Creo que hay dos tipos de hombres sabios: los sabios--sabios y los sabios--necios. Algunos vienen para adorar a Jesús solamente por Quien es Él. Otros dicen, “Quiero tener el poder para llevar a la gente cautivada y curiosa.” Pero el bautismo de Jesús en el Espíritu es el bautismo del fuego--que nos indica la pureza. Tiene que morir a sí mismo, una limpieza de los motivos. Mucha gente quiere el poder, pero no quiere cambiar el estilo de vida.

Lee: Mateo 3:13–17 (también ve: Marcos 1:9-11, Lucas 3:21-22)

En este pasaje, vemos la imagen perfecta de la Trinidad--El Espíritu Santo descendió sobre el Hijo, mientras la Voz del Padre es escuchado. Hay pistas de la Trinidad a través de todo el antiguo testamento, desde el primer versículo.

En el principio creó Dios el cielo y la tierra.  Génesis 1:1

La palabra hebrea traducido “Dios” es “Elohiym”. “El” es la forma singular para decir Dios; “Elohiym” es la forma plural. Aquí en el bautismo de Jesús, la Trinidad no se alude sólo lingüísticamente, pero se muestra físicamente el Hijo bautizado, el Espíritu que descendía, y hablando del Padre. Lo vemos, aun lo sigue siendo un misterio muy grande. No hay tres Dioses. Hay un Dios, un Dios en tres Personas. ¿Cómo puede ser?

San Patricio fue el que trató de ilustrar esta idea en la naturaleza. Usó el trébol como una imagen de la Trinidad-tres hojas de trébol, pero una.

Otros han dicho: "Mira al hombre-cuerpo, alma y espíritu. Un hombre puede ser padre, hijo y hermano, sin embargo, sigue siendo una sola persona."

Otros han dicho: "Mira el agua. Puede ser líquido, sólido o gaseoso." Y los científicos nos dicen que en absoluto cero grados, por una fracción de segundo, el agua puede ser las tres cosas a la vez.

Hay miles de ejemplos que han estado usados a través de la historia con la intención de hacer el concepto de la Trinidad, tres en Uno, más entendible. ¿Por qué es tan importante el concepto de la Trinidad? Luchaba yo por muchos años con esta pregunta.

“Señor ¿Por qué tres?” Pregunté yo. “¿Por qué no lo hiciste muy simple para nosotros y evitaste muchos problemas con la Trinidad? Estamos acusados de ser politeístas. Confundimos en nuestras oraciones. Estamos todos revueltos en nuestros pensamientos. ¿Por qué no solo hiciste Uno, solamente Tu Señor?

En años recientes, sin embargo, he llegado entender la Trinidad mejor y eso cambio mi perspectiva completamente. Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu moraban juntos en épocas pasadas--billones de años antes de los años empezaron--estaban perfectamente contentos. El Padre amó al Hijo. El Hijo honró al Padre. Los tres de Ellos moraban juntos en harmonía completa, en satisfacción total. Ellos son y siempre serán una familia. Pero solamente son Uno.

¿Qué significa esto? Al contrario de las enseñanzas populares de hoy, esto significa que Dios no me necesitaba. Dios existía por billones y trillones de años sin el hombre. ¿Y sabe qué? Él estaba muy bien. Él no nos necesita, hermanos. Tan grande es el amor de Dios que le dio su Hijo unigénito para morir y llevar a todos nuestros pecados al infierno para redimirnos. Él está enamorado de usted, no hay duda, pero no nos necesita. Y esto nos quita la presión porque cuando el amor es de exigencia, no es amor.

•     “Te necesito. Tengo que tenerte.”
•     “¿Dónde has estado? ¿A quién hablas?”
•     “¿A dónde vas? ¿Con quién andas? ¿Puedo irme, yo?”

                  Cuando el amor no es “trino”, se hace desesperado y restrictivo. Lo causa tensión y ansias, uno se siente atrapado y vigilado.

            Muchas personas imaginan erróneamente que Dios está preocupando por nosotros, pasando por las nubes, dudando si lleguemos a su voluntad. No es así. Él está muy contento, completo y satisfecho. Aun Él es tan magnánimo y expansivo que Él eligió a crearnos, amarnos, y caminar con nosotros. No es una exigencia. No es una necesidad. Es una invitación.

            ¡Esa me bendice mucha! “No me necesitabas, Señor. Y no me necesitas ahora. Pero todavía me amas. Todavía me quieres vivir contigo para siempre. ¡Guau!”

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:28, 29


Hay Uno que le ama, que no está apurado por usted, o cargado de usted. Él que es manso y humilde. Y el misterio de la Trinidad me da descanso en mi relación del amor con Él.

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